Quizás no tenga demasiado vestido mi pensamiento, pero mi sensibilidad por la belleza no está ausente permanecerá siempre. Ana Vega

Los atardeceres me alimentan de ilusiones, me cubren de misterios cómo sábanas drapeadas; van moldeando mi figura intacta al trasluz de la ventana esperando la caricia de un nuevo renacer. Ana Vega

Sólo el ciprés, en medio de las llanuras, viendo el tiempo pasar, observando al campesino trabajar las tierras con sus manos endurecidas de campo, de tantas tardes de sol y frío, pero su sudor derramado compensará el campo sembrado. Ana Vega

Seré cómo la hiedra, cómo el aire puro que ve amanecer, cómo un rayo de luz, que deja adormecer. Ana Vega

Me pesan los recuerdos de tanto llorar, de tanto sol que me quema la mirada, de acordarme de todos que no se acuerdan de mí, de llevar a rastras mis fuerzas, de ir sembrando tierras que el tiempo reclama. Me pesan los recuerdos de llorar hielo, de llorar lava. Ana Vega